jueves, 7 de mayo de 2009

Primera parte de "DESCENSO A LOS CIELOS" (un libro que vengo escribiendo).

-Anda hambriento nativo de sueños de amor, pronuncia tus últimas palabras-

Es tiempo de que los aportes dementes de los cerdos impacientes, decaigan y que estos como los mediocres, deriven ansiosos en su propia miseria. Es hora de que las provisiones de defensa subsuman en peligro su propia naturaleza de represión. Es amplio el contenido de los conceptos emigratorios de su propia esencia. Es por eso que no hay tiempo, ni fantasía por cumplir para el hombre. Ni debe ser eje de su propia fantasía, cumplir con su propia esencia. Porque por sí solo, este no se rodea de complejos causales que enmascaran su nacimiento.

A decir verdad son pocos los vividos que evidencian la compleja necesidad basada en una notoriedad de acontecimientos frígidos, retienen en instancias la provechosa situación en la que se encuentran. A eso debe el hombre realizar su auto-destrucción, lo demás es masturbación.

Se queda perplejo el hombre que araña las rocas en presencia de dios.

¿Dónde quedó su bondad?- pronuncian los hombres mientras caen al precipicio. Son pocos los que se arrodillan ante la historia. Son tratados como bestias. Temo hacerte sufrir bendigo de la verdad, pero seguro eres hombre y esos son tus símbolos.

Decrépito camina y cojea en la vejez aquel que ha dado sufrimiento a su felicidad.

Que sublime que es el hombre en vísperas de morir. Lloran su aceptación de muerte, frente a la partida cercana. Teme creer que el todo sea incierto. ¿Dónde está tu temor?, sufre su nostalgia. Agotado de necesidad vivida espera su partida. ¿Cuán lejos estamos de la finalidad descarada? Aquel viejo impuro en esencia, era humano, y murió. Es esto a lo que llaman dolor.
Solo para el hombre es victorioso el asesino que muere con insignias y plegarias de plomo.
¿Cuál es su deseo? Es algo tan vago como la mismísima moral. Hay de esta forma un par de ciegos que en enojo viril desatan ira que ni los propios dioses en su más inmoral desastre son capaces de hacer. Estos pocos, son notablemente diferentes al resto de los mitómanos, son tan animales de raíz, que ni su propia razón es capaz de catalogar a un cuerpo como humano.

Son fieles asesinos, que matan en lujuria de capital.

Son los fóbicos del avance del hombre por el hombre. Son en si lo que ellos mismos nunca se atreverían a llamar pobres. ¿De qué temor se abrazan tales bestias? ¿De qué petición? ¿Quién es su Mesías?. Son hombres, y ante todo, necesitan arrodillarse. Tener su momento de abstracción, pero nunca reconocerlo como tal. No llores hombre.

Aún te queda mucho por saber de estos plagiantes de conformidad.

Siguen vigentes en su peculiaridad de no reconocerse jamás. De su instancia más mínima sale a su apogeo de mentira una nebulosa de conceptos divagantes para formar una institución. Es así que nace desde el subsuelo a la cúpula una iglesia de valores.

-Describe- De primera vista podemos observar los bancos que el hombre perfecciono para poder arrodillarse con mayor comodidad. Como portero de tal edificación te encuentras vos, quien nos recibes con las manos abiertas. -¿Pero de qué manos me hablas si no devine hombre?- pronuncio aquel. -Calla espíritu ingenuo aún te falta aprender el gran enlace conceptual de los símbolos- me atreví desmedido. Estos se pierden en su propia contradicción. ¿Y aquello que tu pronuncias?- interrumpió. Calla espíritu ingenuo, aún no entiendes tu propia evolución -silencie su duda. Ya evadido, y bien retenida la promiscua subversión puedo continuar me descripción de la mas rotunda belleza femenina. En el centro de este trono a la mortalidad se encuentra una plegada alfombra que nos marca el camino asía el altar, como si los que concurriesen fueran tan ingenuos de perderse. En su esplendor se encuentra una escultura del Señor Jesús, un demente revolucionario con la idea original de ser el hijo de dios.

Algo por particular es que quien dirige los pensamientos de los penosos es un hombre, disfrazado de transparencia y pureza, bajo el nombre de pastor. Por debajo esta su rebaño de ovejas que cree que de su lana nunca se hará comercio.

En cada una de estas instituciones se contiene a un grupo de individuos en peregrinación constante hacía la nada. Diferencio la introducción dada al análisis molecular al que doy comienzo. Dentro de tal institución, madre de toda otra producción de orden, se encuentra la producción metafísica. Englobada en gran cantidad de papel, encierra un testamento de ficción. En suaves palabras se logra la subsumición de unos cuantos.

¿Quién es tan pobre como su rebaño?

Debajo están los peldaños menores de los dioses, estos creen en su propio encuentro.

¿Con qué ojos se mira al débil? –pequeño pedazo de energía contraproducente-

Es ahora donde se pregunta el ángel - ¿Cómo se le puede temer al diablo?- ¿Es por ser aquello que me acarrea semejanza que temo?

- No puedo tener miedo más que de mi mismo.

¿Qué es tan fuerte que no nos permite pecar? - se pregunto el mendigo. Es en verdad, la misma noción de un yo, de un amoral ser que no quiere más que disfrutar de la bondad, el dios y los conceptos supremos. En esencia el concepto y sus enlaces subjetivos que permiten la esclavización de unos pocos.

La conformación de un sistema bien forjado se da desde ese lugar de darles ilusiones a los necesitados prisioneros de ilusiones.

En su vigencia el procurador de metafísica desafía al deseo tendencioso de los mortales en búsqueda de placer y mas placer, por lástima, divino.

Infectados de necesidades humanas le dan brillo a su inscripción en la frente. - En ceguera permanente se es feliz.

¿Estás seguro de que quieres ser libre? - Pregunto Dios hecho hombre-

Has mendigado bastante y entrelazado de tantas infamias, te juegas a realizar todo un reto. Subido a su pedestal se encuentra el desgano del agonizante diablo, que cree que el pecado es placer, que con rabia se contagia del valor de los hombres, que con violencia y razón logra frenar su machismo.

En los ojos de un Rey es su risa la que resguarda dolor. Este rey sabe reír por eso es que es rey.

Tiene como ejercito a los mas files caballeros, por lo que nunca llegaran a ser reyes.

Esto es entre otras cosas el temer poder.

Soy ciego de toda mentira, ya con mis manos puedo sentir su piel porosa. Sus indefinibles conceptos forjan sus instituciones dejando grandes grietas que serán tomadas como nuevas tendencias - discontinuidad - son tan humanos que derogan su propia verdad momentánea. Tu ser es el que confía en él. Una maquinaria que no deja de ser perfecta. Pero muy delicada, que encierra como torbellino en su eje, su propia necesidad de destrucción. Todo fin desde este lugar, como lo indica su raíz, es entrópico.

¿Dónde encuentras ese orden? - Accedió el moribundo.

No hay orden real Señores, más que el que nos impone la razón, todo es caos y como tal no se subsume a otra cosa que no sea su propia naturaleza, el todo. Mirar al horizonte es saber disparar a nuestra propia cabeza cuando sea necesario. No seamos víctimas de la tierra. No es ella, entendamos que todo es mentira. - ¿Algún día la tierra pidió ser entendida o disfrazada?, Interrumpió el espíritu impaciente, que como todos, llora su incomprensión social.

Tu puedes sentirme, estas parado yéndote de la mesa, no te apures en apagar la luz, aún tienes que pelear.

-Abre tu corazón, voy a casa a llorar quien no fuí, por miedo a encontrarme.

Es tan bello vivir en una fantasía, pero tú lo sabes y por eso todo lo que es tu cerebro te atormenta, todavía eres un bebé rodeado de placenta. Es así como te tratan. Luego subes aquella montaña, y estas solo, solo.
¿A quién más esperas? -pronunció sigiloso en mi oído. No todos tienen ese valor. ¿Ahora te haces manada?. ¿Dónde encuentras la rebelión?. -Ahora la miseria de la que se tejen las mentiras del capital te hacen temer por tu movimiento. ¿De qué hablan los hombres cuando los vientos empujan ha hacer las memorias, y degustar la complicidad ?

¿Cuándo mueres te haces libertad bajo qué idea?, déjeme decirte Señor de los Cielos que debajo de ti esta la inmensidad de los hombres, padres de tus atributos. Cada paso que das da cuenta que vives rodeado de una manada de lobos que se atreve a decir que has muerto. Cada vez que me siento más cerca del descenso, me da más hambre. La sed de revolución seca mi garganta y las palabras de los Ángeles se sienten más cercanas, debo estar cerca. Tus mentiras hacen eso en las palabras de los fundadores de las pasiones tristes, hueles a natividad.

Abro mi pecho a la inocencia de los cielos, pero se que la que queda es un gran descenso...

Rebelión.

Abracé el cielo.

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