jueves, 30 de julio de 2009

Mecanismos.

Hace un tiempo leí algo sobre los lemmings, esos animales que se auto-destruyen en masa como método de autoregulación de la naturaleza (o por accidente como ya está comprobado), una disposición redundante, y taxonómica para resguardar el equilibrio de su propio universo. Como un vaivén instintivo, como mártires inmolando su vida por la de su especie. Y en cierto punto la gente se comporta -también sistemáticamente y de manera irracional- de un modo similar, aunque no siempre con éxito contiguo. No lo hacen sacrificándose por una causa aristócrata, sino para contribuir, a mantener el equilibrio universal, aún sin quererlo. Eso de que siempre que se cierra una puerta, se abre otra. La clave está en medir a todo aquello que rote por esas puertas giratorias según las propiedades extensivas en primer lugar, e ir viendo muy pausadamente las intensivas hasta adaptarse. Así de sencillo. (casi)

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